Tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Y claro, muchas veces también maravillosas e impactantes. Así podemos describir el Hospital Huoshenshan en Wuhan, China, una de las dos instalaciones de emergencia que las autoridades de este país levantaron en límite de tiempo con el fin de atender al creciente número de afectados por COVID-19, el nuevo coronavirus que ha traído de cabeza al mundo.

Y aunque el monumental tamaño de este nosocomio de 645 metros cuadrados que alberga dos plantas equipadas con varias unidades de aislamiento, 30 unidades de cuidados intensivos y 1,000 camas es bastante llamativo en sí, no es lo más impresionante. Y es que por increíble que parezca esta enorme edificación fue creada desde cero y estuvo lista para abrir sus puertas en tan solo 10 días. La construcción inició el 24 de enero y para el 3 de febrero ya recibía pacientes.
Pero, ¿cómo es que China logró construir un hospital de este tipo en tan solo 10 días? Es una pregunta muy válida que se hacen muchos y la respuesta es muy interesante.
Según expertos, una de las claves para lograr este enorme reto fue el uso de unidades prefabricadas para acelerar la construcción. En lugar de primero construir los cimientos y después continuar con la súper estructura tradicional (marco de acero, bloques, revestimientos, etc.), estas unidades prefabricadas permitieron que la construcción de cimientos y la envolvente del edificio se realizaran en paralelo. Estas unidades prefabricadas fueron creadas fuera de la obra en una fábrica, mientras que a la vez el equipo preparaba las bases en el lugar.

Otro punto importante a considerar fue el que este nuevo hospital estuvo inspirado en los planos de una instalación médica erguida en Pequín en 2003 cuando surgió la epidemia de SARS. Y no solo eso, el factor humano también marcó la diferencia, siendo 7,500 trabajadores los que trabajaron día y noche hasta ver levantada la obra.
Días después, China construyó un segundo hospital de emergencia a 25 millas de este primer hospital, igualmente para atender a pacientes afectados por el nuevo coronavirus.
Definitivamente una lección que nos demuestra que la construcción bien planeada y ejecutada con eficiencia puede incluso salvar vidas.